Dirigida por: Robert
Wise & Jerome Robbins
Año: 1961
Música: Leonard Bernstein
Productora: Metro-Goldwyn-Mayer
Reparto: Natalie Wood, Rita Moreno, George Chakiris, Richard Beymer,
Russ Tamblyn, Simon Oakland, Ned Glass, William Bramley, Tucker Smith,
Tony Mordente, David Winters, Eliot Feld, Bert Michaels, David Bean,
Robert Banas
No es fácil
decantarse por una sola película cuando uno ha visto tantas y
cuando tantas le han impactado, aunque solamente fuera en el momento
exacto de su visión, no refrendado luego por el paso del tiempo.
Pero la película a la que me voy a referir sí ha aguantado
la embestida de los años y apuesto por decir que se ha convertido
en todo un clásico. Y eso que han pasado cuarenta y cuatro años
desde que arribara a nuestras pantallas, que ya son años.
Estábamos en la Navidad de 1963. Al contrario de lo que ocurre
ahora las empresas se afanaban por acumular estrenos importantes, no
solamente de supuesto interés infantil o juvenil. Y así
fue como la pantalla del extinto Teatro Fleta se iluminó con
la magnificencia de una proyección en 70 mm. Que venía
avalada por una decena o así de Oscars. Aunque en aquellos tiempos
no se le diera la importancia que ahora se le da a la dichosa figurita.
Extrañamente conseguimos entradas de butaca para el día
de Navidad, nada menos. No eran buenas, fila siete, demasiado cerca
para semejante pantalla. Pero éramos un grupo de cinco o seis
y no había otra cosa. Y había ganas de verla. Habíamos
oído que era buena y el tema "María" se oía
con frecuencia por la radio.
Debo confesar que su comienzo me puso nervioso con esa pantalla llena
de rayas que van cambiando de colores. Pero las rayas se fueron convirtiendo
en edificios y la cámara, poco a poco, nos fue situando en una
especie de solar. Allí unos chicos jugaban al baloncesto -deporte
escasamente popular entonces en España, del que nunca había
visto un partido completo-. Los chicos se movían y de pronto...
¡bailaban! Dios mío, qué era aquello. No estaban
en un escenario... pero bailaban. Comenzaba algo diferente para mí.
Sin darme cuenta me acababa de enganchar a un género del que
desconocía casi todo, el musical.
Claro que en mientras la veía no era consciente de lo que acabaría
suponiendo en mi vida de aficionado la visión de la película.
En aquel momento me limité a disfrutarla, a intentar asimilar
el torrente que llegaba a mis ojos. La película se exhibía
en versión original con subtítulos -cómo hemos
cambiado... a peor-, y la atención era máxima. Aún
recuerdo el estremecimiento de la sala cuando la navaja que va a matar
en la famosa pelea brilla por un momento en un plano inolvidable. En
fin, aún recuerdo todas y cada una de las partes de la película,
pero a lo mejor es que me engaña la memoria, porque la vi siete
veces seguidas en el transcurso de menos de diez años y ya no
sabría decir a cuál de las visiones corresponde cada una
de mis emociones.
Hay quien dice que fue la cumbre del musical. La verdad es que puso
el listón tan alto que hasta la llegada de Cabaret o Chicago
no se puede hablar de títulos que hayan impactado en la cartelera
a semejante nivel. Para los que actuaron en la película también
fue su cenit, porque salvo Natalie Wood, que sí hizo una carrera
en el cine, el resto no volvió a hacer nada de interés
en el cine. El gran Russ Tamblyn, antiguo niño prodigio, se perdió
en películas mediocres. Chakiris solo pudo hacer algún
papel de los llamados "étnicos" y se ganó la
vida bailando en clubes... los temas de la película. Beymer nunca
fue un actor importante y la televisión ha sido su refugio. Costaba
reconocerle en "Twin Peaks". La más lista fue la maravillosa
Rita Moreno. Se prodigó sobre todo en la escena y acabó
siendo la única actriz capaz de ganar en su carrera el premio
a la mejor actriz en cine, en tele, en teatro y el de mejor cantante.
Andando el tiempo pude viajar a Nueva York. Me hizo ilusión que
mi humilde hotel se llamara precisamente West Side Studio. Imaginé
que cerca de allí habían bailado por las calles aquellos
chicos enfrentados en una lucha de tintes mitológicos. Que por
allí se había revivido con tanto arte la eterna historia
de los Montescos y los Capuletos.
FERNANDO GRACIA GUÍA
Presidente de la Asociación de Amigos del Libro de la Biblioteca
de Aragón
Crítico de cine de Heraldo de Aragón
Recitador
Socio fundador de la Asociación de Amigos de la Música
de la Biblioteca de Aragón